Dada la coyuntura actual; ¿Es necesario tener una mano dura o una mano blanda frente a los ataques que se vienen realizando en distintas provincias del país?. Se puede pensar que el gobierno debe de tener “mano dura” para poder hacer frente a las marchas violentas que se están realizando.
Los medios televisivos, radiales, escritos y digitales día a día bombardean permanentemente con noticias sobre crímenes como asesinatos, incendios, destrucción de propiedades, tomas de activos estratégicos del estado entre otros; y las muertes no solo a policías sino que también a los miembros que conforman estas turbas que no son nada pacíficas. Bajo este contexto, es perfectamente entendible e incluso aplaudible una mano dura con el uso de armas por parte de nuestras fuerzas armadas ya que está perfectamente establecido en la constitución la defensa del país de la soberanía y del ciudadano. Una mano dura en este contexto puede tener mucha popularidad, pero ¿se obtendrán los resultados esperados?.
Las turbas o manifestaciones que no son para nada pacíficas, hace que en diversas zonas del país sean inseguras y disminuya las decisiones de invertir en nuestro país. Una mano dura en este contexto puede fracasar ya que tiende a responder indistintamente a las diversas formas de criminalidad que vemos en el país. Esto obviamente impide que el ejecutivo diseñe las políticas apropiadas para los distintos problemas.
Las causas de las turbas en el Perú, no son originadas por un pedido netamente técnico en cuanto a la administración del gobierno; son más bien causas ideológicas, en donde solo piden cambiar la constitución, sin ni siquiera saber porque. Pretender que con un cambio constitucional la pobreza se va a reducir es algo que no tiene pies ni cabeza, ya que como ejemplo les puedo decir que: solo por el hecho de que el país crezca a nivel macroeconómico no quiere decir que mecánicamente a nivel microeconómico se tengan buenas noticias. El crecimiento es importante para un país, pero la reducción de la pobreza no siempre lo ha acompañado.
Bajo este contexto cabe la siguiente pregunta: ¿ Hay algún país que haya aplicado mano dura y haya crecido?
La respuesta es SÍ, en Singapur, pero es un caso excepcional, en cuanto a la reducción de la criminalidad y los casos de corrupción. En ese país se aplicaron políticas de extrema dureza como castigar con la pena de muerte crímenes como el asesinato, el abuso sexual, el tráfico de drogas o el robo con violencia, y cambiar de grado los actos de corrupción y fraude fiscal inscritos en el código penal.
Las políticas de “mano dura” no pueden ser muy acertadas en conflictos sociales como el que enfrentamos hoy en el país. Los muertos se pueden incrementar de manera drástica si no se tiene el tino suficiente para aplicar una verdadera mano dura dentro de la coyuntura actual.
¿Y la “mano blanda”?
Este tipo de políticas se centra más en programas de prevención o recuperación para mejorar las oportunidades laborales de las personas en riesgo. Bajo este contexto ningún gobierno ha dirigido recursos a prever lo que hoy acontece en el Perú, por lo que una política de mano blanda está ya fuera de contexto.
El ejecutivo tiene el deber de actuar en esta coyuntura que no es nada fácil. Una política de mano dura mal dirigida puede acrecentar las protestas no pacíficas en el país, sin embargo no hacer nada o poner una mano blanda no repercutirá en nada favorable ya que estaríamos en una oclocracia completa, en donde las turbas que solo representan a una pequeña parte del país nos gobiernen logrando lo que en primer lugar querían hacer: cambiar la constitución sin ni siquiera saber ¿porqué o por cual?.
Artículo elaborado por: Econ. Alfonso R. Salazar Guevara.